Clínica para la prevención del riesgo cardiovascular

Dr. José Luis Palma
Cardiólogo
Unidad de Cardiología Blue Healthcare

  • Justificación:Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en el mundo occidental. En nuestro país se producen anualmente unos 100.000 infartos de miocardio que suponen unas 30.000 muertes por esta causa. Su impacto tanto desde un punto de vista personal, familiar, social y económico es extraordinario, siendo sus consecuencias devastadoras por las secuelas que provoca en individuos, por lo general en la mitad de sus vidas, cuando un cúmulo de responsabilidades profesionales gravita sobre ellos. En más de la mitad de los casos de infarto de miocardio o muerte súbita no se evidencian pródromos clínicos que puedan alertar al médico o al propio paciente sobre la inminente presencia de la enfermedad. Por estas razones, es absolutamente establecer estrategias médicas que permitan una sencilla y rápida identificación del problema antes de que éste se haga presente.En las dos pasadas décadas la Cardiología ha sido capaz de ir identificando los factores biológicos que ponen en riesgo la salud cardiovascular de los individuos, y lo que es más importante, hemos aprendido también en este tiempo a identificarlos mejor y a prevenirlos con lo que las tasas de moratalidad y morbilidad cardiovascular se están reduciendo de manera extraordinaria.Estos factores de riesgo cardiovascular son divididos en dos grandes series de fácil identificación: Unos los conocemos como factores fijos no modificacbles, figuran entre estos el sexo, la edad y la herencia biológica. Entre los modificables se destacan cinco de ellos sobre los que la prevención puede ejercer una acción determinante en la prevención del infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular. Nos referimos a; el tabaco, el colesterol elevado, la hipertensión arterial, el sedentarismo, la obesidad, la

    diabetes y estrés. Los analizaremos ahora con algo más de detalle:

    Factores de riesgo NO modificables:

    Herencia biológica:

    Los hijos de padres o abuelos que sufrieron un infarto de miocardio o una muerte súbita cardiovascular antes de los 56 años de edad están más expuestos a padecer los mismos procesos que sus padres en edades tempranas (40-55 años)

    Sexo:

    Se sabe por estudios clínicos y epidemiológicos que los varones  no sólo tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares sino que además lo hacen a edades más tempranas. Después de los 65 años el riesgo en ambos sexos tiende a igualarse. Conviene resaltar que en las mujeres después de la menopausia el riesgo se eleva poderosamente.

    Edad:

    Cuatro de cada cinco pacientes que fallecen por causa cardiovascular lo hacen después de los 65 años, pero no hay que olvidar que un elevado porcentaje de sujetos fallecen en edades tan tempranas como en las décadas de los 30 y los 40.

    Factores de riesgo modificables:

    Tabaquismo:

    Los fumadores tienen de 3 a 5 veces más riesgo de sufrir un accidente cardiovascular (infarto, muerte súbita) respecto de los no fumadores, pero además, los que sufren un infarto agudo tienen mayores  probabilidades morir en la primera hora post-infarto que los no fumadores. Las experiencias parecen indicar que la exposición crónica a ambientes contaminados con humo de tabaco (fumadores pasivos) aumentaría el riesgo para sufrir un evento cardiovascular. Por estas razones no es del todo suficiente prohibir el consumo de tabaco sino recomendar la no exposición de los sujetos en riesgo a este tipo de ambientes. Las autoridades sanitarias han prohibido el consumo de tabaco en lugares públicos. Hace falta ahora que el cumplimiento de esta normativa se haga de manera estricta y sin permisividad alguna.

    Colesterol: 

    Los niveles altos de colesterol total y particularmente de su fracción LDL, elevan poderosamente el riesgo de sufrir un infarto de miocardio . Es por ello obligado que los sujetos en riesgo se sometan a determinaciones periódicas de sus niveles sanguíneos de colesterol reduciendo de la dieta el consumo de grasas saturadas.

    Diabetes mellitus:

    La diabetes es una enfermedad  inductora de enfermedad cardiovascular, cerebro vascular, vascular periférica y vásculorenal de igual poder que el tabaquismo, la hipertensión o el colesterol elevado. Se sabe que más del 80% de los diabéticos con enfermedad demostrable y casi un 50% de los prediabéticos están expuesto a alguno de los padecimientos antes descritos.

    Hipertensión arterial:

    La hipertensión arterial mal controlada es uno de los más poderosos factores de riesgo para inducir infarto de miocardio en edades jóvenes e infarto cerebral después de los 65 años de edad. Además, al incrementar el trabajo del corazón provoca aumento de la masa del músculo cardíaco y del consumo de oxígeno derivando en insuficiencia cardiaca congestiva. 

    Sedentarismo:

    La inactividad física es un factor mayor de riesgo para la enfermedad cardiovascular. La experiencia acumulada indica que el ejercicio físico aeróbico regular (3-4 veces) por semana reduce significativamente el riesgo. Los niveles de carga de esta actividad física deben estar en consonancia con la edad y la capacidad física del sujeto que la practica.

    Obesidad:

    El sobrepeso predispone a desarrollar enfermedades cardiovasculares. Incrementa el trabajo cardiaco y se asocia comúnmente a la hipertensión, a la diabetes, al síndrome metabólico y al cáncer.

    Estrés:

    Aunque existía confusión inicial, hoy en día se sabe que el estrés, sobretodo el de tipo frustrante y continuado, se vincula claramente con la enfermedad coronaria.

    Efecto de suma:

    Uno de los conceptos más alarmante en patología cardiovascular en relación a sus factores de riesgo es que además de presentarse habitualmente asociados, se potencian exponencialmente entre ellos. Es decir; si fumar eleva el riesgo por tres, éste se eleva a nueve si además se es hipertenso y sube a ventisiete si además se tiene el colesterol elevado. De ahí la necesidad de plantear una lucha global contra todos los factores de riesgo tratando de normalizarlos todos en su conjunto.

    Es obvio que los factores fijos no son modificables y por tanto ay que asumirlos como tales, pero debemos de poner todo nuestro empeño en tratar enérgicamente los que son modificables porque ello supone reducir dramáticamente el riesgo para padecer un evento cardiovascular.

    COMO CONTROLAR FACILMENTE LOS FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR:

    La mejor noticia después de todo lo expuesto es que hoy en día podemos controlar fácilmente los factores de riesgo reduciendo drásticamente las posibilidades de sufrir un evento cardiovascular.

    Si la valoración personal de su riesgo cardiovascular está por encima de los valores normales y es uno o varios los factores responsables, nosotros podemos colaborar con el paciente para rebajar dramáticamente esas cifras, pero nada podremos conseguir sin la colaboración del paciente:

    PRIMER PASO: Evaluación médica especializada.

    Dos de los principales factores de riesgo modificables (la hipertensión arterial y el colesterol elevado) no dan por lo general síntomas clínicos. Cuando se manifiestan, el proceso suele estar tan avanzado que la prevención se hace inútil y no queda otro remedio que recurrir a métodos terapéuticos muy agresivos y que por desgracia son poco eficaces.

    Si usted, periódicamente,  se somete a partir de los cuarenta años de edad, a una revisión médica especializada, los principales factores de riesgo pueden ser detectados con facilidad y tratados en consecuencia. Y no solamente los anteriormente mencionados, sino que otros como una diabetes incipiente, o un estado de estrés clínicamente larvado, una afectación vascular periférica, o una coronariopatía subclínica pueden ser igualmente diagnósticados y ante la alerta médica plantear una estrategia terapéutica resolutiva.

    Si su presión arterial tomada en reposo está por encima de 135/85 mmHg o si su colesterol total está por encima de 220 mg% o si la glucosa en ayunas supera los 100 mg% usted debe volver a evaluarse estos parámetros en un plazo de 2-3 meses, máxime si en su familia próxima hay antecedentes de enfermedades cardiovasculares. Si persisten altos, su riesgo empieza a elevarse peligrosamente. Sería el momento para iniciar consultas médicas de cara a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, renales, cerebrales y coronarias.

    SEGUNDO PASO: Modifique su riesgo cardiovascular

    Numerosos estudios y largas series epidemiológicas han demostrado claramente, que modificaciones en el estilo de vida, introduciendo nuevas facetas y costumbres cardiosaludables, puedan alterar favorablemente sus perfiles vitales disminuyendo de manera drástica el riesgo de sufrir un evento cardiovascular grave (infarto de miocardio o accidente cerebrovascular).

    Los cambios en el estilo de vida podrían ser numerosos pero los más importantes los reseñamos a continuación:

    DEJE DE FUMAR:  Jamás empiece a fumar si nunca lo ha hecho, pero si es fumador de pequeñas o grandes cantidades, cese completamente en ese hábito tan nefasto. Si se siente incapaz de afrontar ese reto, hoy en día existen recursos que le ayudarán resolutivamente. Consúltelo con su médico.

    MANTENGANSE EN EL PESO IDEAL:  Los obesos no solamente viven menos que los sujetos de peso normal sino que la obesidad es fuente y origen de numerosas enefermedades cardiovasculares y metabólicas, en especial; la diabetes e hipercolesterolemia. Cuente con que existen programas de entrenamiento físico y dietas adecuadas que le ayudarán a perder el peso necesario, acercándolo a su peso ideal, con un pequeño sacrificio del que usted se sentirá recompensado.

    TOME ALIMENTOS SANOS: Existe información suficiente que indica que ingerir sal en exceso o alimentos ricos en grasas saturadas, no solamente eleva poderosamente el colesterol, el azúcar en sangre y la presión arterial, sino que esta ingesta inadecuada de grasa predispone al desarrollo acelerado de enfermedades cardiovasculares. Números consejos dietéticos y menús de rica y sencilla elaboración le ayudarán a conseguir ese objetivo.

    PRACTIQUE EJERCICIO FISICO CON REGULARIDAD: El ejercicio físico vigoroso, progresivo y aeróbico ha demostrado ser un excelente aliado en la prevención de las enfermedades cardiovasculares. Numerosos estudios han demostrado una estrecha relación entre la práctica deportiva controlada y la reducción de la cardiopatía coronaria y la hipertensión arterial. Además la actividad física programada logra un mejor control de otros procesos metabólicos graves como la diabetes, colesterol elevado u obesidad.

    MINIMIZE EL ESTRÉS.  Si usted quiere lo puede conseguir. No es razonable que usted vive dominado y oprimido por el estrés de cualquier origen.  El estrés, sobretodo el psicológico de naturaleza frustrante, eleva poderosamente el riesgo cardiovascular. Con ayuda psicoterapeútica, programas de autocontrol, meditación trascendental o entrenamiento para el «autofeedback«, usted puede llegar a conseguir una abolición absoluta del estrés.

    No olvide que los factores de riesgo cardiovascular se potencian entre sí elevando exponencialmente el riesgo. Por esta razón es por lo que el abordaje integral del riesgo requiere de un programa multidisciplinar que no deje fuera de juego a ninguna de las variables que antes se han mencionado. 

    TERCER PASO: Acuda a su médico y siga sus consejos.

    Posiblemente, tras la primera evaluación médica inicial y a pesar de haber adoptado escrupulosamente los cambios en el estilo de vida que se señalan en el SEGUNDO PASO,  su presión arterial sigue anormalmente elevada, así como tal vez su colesterol, su glucosa en sangre, su grado de obesidad, su nivel de estrés…No se preocupe. La Medicina dispone hoy en día de recursos terapeúticos muy eficaces que le harán rebajar, por procedimientos algo más complicados, ese riesgo cardiovascular hasta niveles prácticamente normales. Tome contacto con nosotros y en nuestra CLINICA PARA LA PREVENCION DEL RIESGO CARDIOVASCULAR, le ayudaremos a resolver su problema.

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