Es relativamente frecuente que las familias que tienen algún hijo adoptado acaben visitando la consulta del psicólogo o del psiquiatra. Una de las razones principales es lo que conocemos como el “trastorno del apego”.
Pero, antes de nada, definamos lo que es el apego. Cuando hablamos de apego nos referimos a los vínculos emocionales y lazos afectivos intensos que creamos con otras personas a lo largo de nuestra vida, especialmente con nuestros progenitores ya desde el primer día de nuestro nacimiento. Este vínculo determinará, en gran medida, el desarrollo de la personalidad del niño, su forma de relacionarse con los demás y su autoestima. El apego a las figuras de cuidado durante la infancia es el soporte de nuestra seguridad emocional. Por eso, en cuanto ocurre una separación no deseada de sus cuidadores principales o sus figuras de apego, aparecen distintas formas de dolor emocional, explicándose así los trastornos de la personalidad, la ansiedad, la depresión y el distanciamiento emocional.
Los niños adoptados suelen presentar multitud de necesidades emocionales y afectivas especiales. Es frecuente encontrarnos a menores que, tras vivir una situación de pobreza, orfandad, abandono o maltrato, con una total carencia de lazos afectivos y de relaciones sanas, presenten el denominado “trastorno del apego”. Es usual, además, que estos niños hayan recibido cuidados deficientes, de forma que su desarrollo psico-afectivo se haya visto seriamente perjudicado. Las experiencias traumáticas y las situaciones de estrés a las que se han visto sometidos pueden determinar en el futuro su forma de relacionarse con el mundo. Así, son frecuentes los padres que acuden a nuestra consulta mostrando su preocupación por las conductas agresivas o violentas que presentan sus hijos adoptados.
Algunos de los niños adoptados presentan una baja autoestima, una gran intolerancia a la frustración, trastornos de ansiedad y una pobre integración a nivel social, así como una inadaptación personal, escolar y familiar.
Pero ¿por qué sucede esto? Según numerosos estudios, en la mayoría de los casos, los menores suelen desarrollar trastornos de apego derivados de la separación de la familia de origen y de los continuos cambios de cuidadores en los centros de protección, especialmente si se trata de niños muy pequeños, de 0 a 3 años.
Blue Healthcare, dentro de su área Mind, ha pensado en estos niños y en sus familias y ha creado la Unidad de Atención a las Dificultades de Adopción. “El objetivo general es fomentar la creación de vínculos de apego seguro y la estabilidad emocional de los menores a través del trabajo con las familias. Asimismo, esta unidad pretende dar apoyo a los padres de niños con primeros síntomas del trastorno reactivo del apego. “, nos cuenta la Dra. Marina Díaz Marsá, directora del área Mind.
La doctora Marina Díaz Marsá nos explica que “es importante solucionar los problemas de estas familias a tiempo porque si no, en un futuro, en este tipo de niños el sufrimiento va a ser una constante al no poder establecer vínculos íntimos y profundos con los demás.”
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