En todos estos años de profesión, he observado cómo la piel se adapta sabiamente a cada cambio de estación, a cada situación personal y a cada circunstancia externa. Suele decirse que “la cara es el espejo del alma”, y que refleja lo que llevamos dentro. Y, efectivamente, así es: no sólo la cara, sino también la piel de cada individuo, me dan mucha información, más allá de sus palabras.
La piel me desvela secretos de la persona que tengo delante; esto me ayuda a crearle una hoja de ruta personalizada con un tratamiento integral.
Fuera de las circunstancias internas y personales de cada uno, es normal que la piel sufra ciertas alteraciones en cada cambio de estación.
La piel tiene que adaptarse al nuevo clima y, para eso, se realizan tratamientos específicos habituales en cada época del año.
Así, en invierno, aplicaremos unos tratamientos exfoliantes y ácidos para la renovación celular, retiraremos células muertas y prepararemos la piel contra el frío. En esta estación cubriremos la piel con un «abrigo» extra de hidratación y nutrición para evitar que sufra y se reseque con el frío.
En primavera, por ejemplo, tocaría reforzar las defensas para ayudar a prevenir y calmar las alergias.
Con la llegada de los primeros rayos de sol, los tratamientos ricos en vitamina C, ayudan a preparar la piel de cara al verano.
El estrés
El estrés puede jugarle una mala pasada a nuestra piel. Puede ocurrir que, un buen día, nos miremos al espejo y, repentinamente, encontremos signos de acné en nuestra piel. Me encuentro con numerosos casos de personas que, cuando eran adolescentes, no presentaban esta dolencia y, sin embargo, se encuentran a los 30, 40 o 50 años con un cuadro típico de acné.
Una situación de estrés en la vida puede hacer que nuestra piel, de repente, aparezca con poros dilatados, rojeces, irritaciones y alergias. Nos encontramos ante una piel más sensible, reactiva y alterada.
El estrés desestabiliza cuerpo y mente, por ello, si no nos sentimos bien por dentro, no nos veremos bien por fuera .
El uso de mascarillas también puede generar desequilibrio en la piel y provocar acné. Al igual que nos cuesta respirar con ellas, a la piel también le cuesta. Nuestra piel también respira, y, para compensar ese déficit respiratorio, los poros se abren y las bacterias proliferan, de forma que aparecen los primeros signos de acné.
Ahora hay que ofrecerle a la piel nuevas soluciones. Si bien es complicado cambiar nuestras circunstancias actuales, sí podemos adaptar nuestros cuidados a esta nueva situación.
Os recomiendo que vengáis a verme para poder ofreceros tratamientos adecuados, que serán de gran ayuda para vuestra piel. Ahora, más que nunca, hay que tratar con mucho cuidado vuestra epidermis y no utilizar cualquier cosa.
Recordad que la línea cosmética Blue está especialmente indicada para pieles extremadamente sensibles, sería ideal en este momento hacer un protocolo de cura en cabina y en casa . Los que me conocéis ya sabéis que el «mimo» va más allá de la piel. Un momento relajante y de descanso profundo también ayudarán a sentirte bien por dentro y por fuera, y se verá reflejado en tu piel.
Así que, aquí estoy para ayudaros en todo lo que esté en mis manos.
Lola Barquilla, terapeuta estética de Blue Healthcare
Puedes adquirir los productos de cosmética Blue en www.bluehealthcare.es/tienda/
También los tienes a tu disposición en el número de teléfono 91 999 17 70, y en este e-mail, info@bluehc.es.
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