La oxitocina, la serotonina y la dopamina tienen mucho que
ver con el enamoramiento, y es que, la neuroquímica juega un papel fundamental
en las emociones.
Cuando nos enamoramos todos experimentamos sensaciones
parecidas: un sentimiento intenso de alegría y felicidad, emociones a flor de
piel, aumento de la energía, un deseo constante de estar junto a esa persona,
mariposas en el estómago, pérdida del apetito… Y es que el amor libera
dopamina, serotonina y oxitocina, que son las encargadas de que nos sintamos
así.
La dopamina es ese componente químico que nos “enciende” y
que hace que nuestro corazón palpite con más fuerza. Está relacionado
principalmente con el deseo y el placer; es la culpable de que nos
“enganchemos” a esa persona especial y que deseemos tener contacto físico y
estar todo el rato con ella.
Por su parte, la oxitocina, también conocida como “la hormona
del amor”, es la encargada de “conectarnos” con los demás y de hacer que
vivamos ese amor romántico e intenso. Además, actúa como gran desinhibidor
cuando sentimos esa pasión desenfrenada: ella es la responsable de que
arriesguemos, nos lancemos a la piscina y de que no veamos la posible toxicidad
de una relación.
La serotonina, conocida como el neurotransmisor de la
felicidad, fundamentalmente actúa sobre nuestras emociones y nuestro estado de
ánimo. Cuando experimentamos felicidad y emociones de amor los niveles de
serotonina se disparan.
Sin embargo, la etapa del enamoramiento tiene caducidad y no
dura toda la vida. La fase inicial de una relación de pareja está acompañada de
tal intensidad que el organismo no puede mantenerla por un tiempo muy
prolongado. Es entonces cuando el amor pasa a una segunda fase en la que ya no
se experimentan sentimientos tan intensos, sin embargo, esta es la etapa en la
que la pareja afianza su relación con sentimientos de amor más profundos.
Como decía Goethe, “un loco enamorado sería capaz de hacer fuegos artificiales con el sol, la luna y las estrellas para recuperar a su amada”. Podríamos concluir diciendo que el enamoramiento es pura pasión, entendida como un estado químico cerebral transitorio y pasajero, y que el amor verdadero es un sentimiento mucho más sólido, profundo y afianzado.
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