Nos hemos sentado con la directora del área Mind, la Dra. Marina Díaz Marsá, y le hemos realizado una entrevista a fondo sobre los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y los tratamientos que aplicamos en Blue Healthcare para la recuperación de los pacientes.
1. ¿Qué pueden hacer las familias para evitar que sus hijos desarrollen un trastorno de la conducta alimentaria?
Se trata de una pregunta interesante y difícil de contestar, precisamente porque muchas de las pacientes presentan una vulnerabilidad biológica genética que asociada a factores personales y familiares pueden contribuir a la aparición de la enfermedad. Las familias a veces son incapaces de detectar e identificar que existe un problema, al menos en los inicios.
La comunicación y la educación emocional son importantes para prevenir los TCA: la expresión de las emociones, la escucha activa, etc.
El educar en hábitos nutricionales saludables, en la práctica de ejercicio, en la expresión del malestar a sus progenitores y en la identificación de sus emociones, estamos de alguna manera previniendo la aparición de un posible trastorno de la conducta alimentaria y contribuyendo a su bienestar emocional.
2. ¿Qué señales deben alertar a unos padres?
La primera señal de alarma son las alteraciones significativas en el peso. El paciente empieza a dejar de comer, con una consiguiente pérdida de peso. Al mismo tiempo se vuelve más retraído, con una mayor labilidad emocional, comienza a evitar reuniones familiares y con amigos donde la comida esté presente. El paciente se muestra en general más “huidizo” e irritable.
En las pacientes más restrictivas uno de los signos más evidentes es la pérdida de la menstruación o amenorrea. Las pacientes de tipo más impulsivo suelen tener más atracones, por ello debemos estar alertas si desaparecen grandes cantidades de comida en casa. También debemos estar pendientes si, después de comer, se encierran en el baño y pasan mucho tiempo dentro por la posibilidad de que utilicen el vómito como medio de control de peso.
En general, son niñas que suelen tener siempre mucho frío -por lo que suelen ponerse mucha ropa-, pueden tener una importante caída del cabello o una piel muy seca. Algunas de ellas pueden presentar episodios de mareos o tener tensión muy baja con bradicardia.
3. Si se sospecha finalmente de la existencia de un trastorno, ¿cómo deben actuar las familias?
Ante la sospecha, lo primero siempre consultar con un profesional de la Psiquiatría que haga un diagnóstico y que pueda comenzar un tratamiento lo antes posible.
A ello se le asociará Un tratamiento nutricional, con el fin de recuperar el peso y mantener al paciente dentro de unos parámetros saludables; un tratamiento psicoterapéutico, que incluye tanto el tratamiento individual como el tratamiento con la familia; y, en ocasiones, también es importante el tratamiento farmacológico, que ayuda a controlar la ansiedad, la inestabilidad del ánimo, la depresión o la obsesión en torno a la comida.
4. ¿Cómo deben actuar las familias si, una vez detectado, el enfermo se niega a seguir un tratamiento?
Todo depende. Si la paciente se niega, pero su situación física es aceptable, realmente no se puede hacer mucho. Lo que sí debemos siempre es transmitirles el mensaje de que el objetivo del tratamiento no es engordarlas, sino ayudarles a lidiar con su malestar emocional y con su sufrimiento manteniendo un peso adecuado.
En el caso de que la salud de la paciente y su situación orgánica sean muy precarias, a veces hay que realizar ingresos en contra de su voluntad, para evitar un riesgo vital.
5. ¿Qué tipo de tratamientos ofrecen en Blue Healthcare para los pacientes con TCA?
En Blue Healthcare contamos con profesionales que llevan más de 25 años tratando a pacientes con trastornos de la conducta alimentaria. Entendemos que el tratamiento debe ser integral y personalizado: nutricional, psicoterapéutico, familiar, de reorientación de las relaciones interpersonales y orientación vocacional. Se trata de un abordaje muy humanista, mejorando los aspectos vinculares y creando un apego seguro, ayudando a nuestras pacientes a encontrarle un sentido a su vida, motivándolas y fomentando cosas que las hagan disfrutar.
Por otra parte, es fundamental encontrar el origen del malestar, qué les ha llevado a desarrollar un TCA: qué hay detrás de cada paciente. Por todo esto, vamos a aplicar un tratamiento muy personalizado para cada caso en concreto.
6. ¿Nos podría hablar de los comedores terapéuticos de Blue Healthcare?
El comedor terapéutico es una herramienta imprescindible en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria. Enseñamos a nuestras pacientes no solo a comer y a entender qué es una alimentación saludable, sino que además fomentamos las relaciones interpersonales. Les ayudamos también a entender que la comida forma parte de un contexto social que permite la comunicación y el bienestar emocional. Queremos que nuestras pacientes vean la comida como algo más que la mera ingesta, como una forma de relacionarse y de disfrutar.
Los menús que realizan nuestras cocineras, que son excelentes, son totalmente personalizados, con productos ecológicos, sanos y de muy alta calidad.
7. ¿Existe esperanza para los trastornos de la conducta alimentaria? ¿Se curan?
Por supuesto que se curan, pero es muy importante realizar un diagnóstico precoz y un tratamiento intensivo integral desde el principio. Cuanto más tardemos en realizar un diagnóstico, más difícil será después el abordaje.
En cuanto a las estadísticas que manejamos en España, un tercio se cura completamente, otro tercio se cronifica y un último tercio permanece con algunos síntomas.
Nosotros apostamos por acoger a nuestros pacientes y que se sientan como en casa, que establezcan un buen vínculo con su psiquiatra o psicólogo, donde prime la confianza y la humanidad. Así las posibilidades de éxito son mayores, sin duda.
8. Dra. ¿cuál es la causa o posibles causas de los trastornos de la conducta alimentaria? ¿Qué hay más allá de esta enfermedad?
Las causas son diversas, pero debemos tener en cuenta los siguientes factores:
Factores
neurobiológicos, donde destacarían las alteraciones en el sistema
serotoninérgico, que tienen relación con la impulsividad y con las alteraciones
del ánimo. Se han identificado alteraciones del eje del cortisol, que es el
encargado de regular el estrés. Por tanto, estas pacientes tienen mayores
dificultades en afrontar situaciones de estrés. Otras de las disfunciones
asociadas son las alteraciones del sistema inmune y, en concreto, las
disfunciones de la cascada inflamatoria, que tiene relación con un mayor estrés
oxidativo. Finalmente, se están estudiando alteraciones de la microbiota
intestinal en relación con los TCA.
Factores familiares. Encontramos que muchas de nuestras pacientes han crecido con carencias emocionales de las que los padres no son culpables, pero que hay que abordar. También pueden influir conflictos familiares o faltas en la comunicación . Todas estas dificultades condicionan un apego inseguro que lleva a alteraciones en las relaciones interpersonales , en la regulación de las emociones y en los recursos personales , donde ha habido situaciones de abandono. Junto a ello, algunas familias demasiado sobreprotectoras o rígidas. La falta de uno de los dos progenitores puede contribuir a la aparición de un TCA.
Factores sociales. Vivimos en una sociedad donde la presión social en torno a tener el cuerpo perfecto ha ganado relevancia en los últimos años y la delgadez se relaciona con el éxito social
Factores personales. Hay una serie de rasgos de la personalidad que hacen a determinadas personas más vulnerables a sufrir un TCA: necesidad excesiva de afecto, hipersensibilidad al rechazo, falta de habilidades en las relaciones interpersonales, baja autoestima, traumas en la infancia, autoimagen negativa, inestabilidad emocional o inseguridad.
Factores genéticos. Encontramos pacientes que cuentan con un familiar directo – una madre, una hermana, etc- que ya ha sufrido previamente un trastorno de la conducta alimentaria. Las probabilidades de desarrollar un TCA en este caso aumentan. Respecto al sexo, las mujeres tienen mayor predisposición a sufrir un TCA, nos encontramos 9 casos frente a 1, que son hombres.
9. ¿Cuál es el perfil de un paciente con TCA?
Existen fundamentalmente dos perfiles muy definidos. Por un lado, nos encontramos con un perfil más obsesivo, que tiene relación con la anorexia restrictiva. Se trata de personas más perfeccionistas, autoexigentes, con mucha incapacidad para expresar sus emociones, con mucha necesidad de control y muy rígidas.
Y, por otro lado, nos encontramos con un perfil de tipo impulsivo, más relacionado con la bulimia nerviosa o con los cuadros de anorexia que acaban teniendo atracones o conductas purgativas. Son personas más inestables y emocionales, más impulsivas y caóticas, con más dificultades en la atención desde el punto de vista cognitivo y con menos capacidad de control.
En cualquier caso, el padecer un trastorno de la conducta alimentaria implica muchísimo sufrimiento, porque la comida forma parte de nuestro día a día. Si tenemos una mala relación con la comida, eso va a ser fuente constante de estrés y angustia. La repercusión social va a ser también muy importante porque casi todos los actos sociales guardan relación con la comida, por ello, este tipo de pacientes acaban tendiendo al aislamiento social con tal de evitar comer en público. Todo esto, a su vez, les lleva a tener un bajo estado de ánimo, un estado cada vez más depresivo, a tener mucha inseguridad y a tener un retraimiento social cada vez mayor.
Lo que es importante señalar es que las alteraciones de la ingesta son solo la punta del iceberg, ya que, en realidad, tapan un malestar profundo que es el origen de la enfermedad y lo que hay que abordar en cada una de las pacientes. Es necesario identificar cuál es el origen de ese malestar que las pacientes intentan esconder a través del control de la comida para que la evolución de la anorexia o la bulimia sea favorable.
10. ¿Considera que los trastornos de la conducta alimentaria han ido a más en los últimos años? ¿Qué papel juegan las redes sociales hoy día?
Los trastornos de la conducta alimentaria, desde un punto de vista epidemiológico, no parece que hayan aumentado, pero sí que se presentan cada vez más a edades más tempranas. Cada vez se asocian más a cuadros de depresión, ansiedad o de retraimiento social. En las redes sociales encontramos cuerpos perfectos e imágenes poco realistas y demasiada presión social sobre la imagen corporal, y los preadolescentes y adolescentes están constantemente interactuando en ellas. Los más vulnerables no van a poder evitar compararse con esos estereotipos, de forma que puede aumentar su insatisfacción corporal y contribuir al desarrollar de un TCA.
11. ¿Qué mensaje le daría tanto a pacientes como a familiares?
Sin duda, que tengan confianza, que se puede salir de un TCA. El tratamiento es a largo plazo y a veces la paciencia se ve mermada. Deben persistir en el tratamiento y no abandonar, es la única forma de que podamos asegurarles un tratamiento exitoso.
Que no tiren la toalla, que confíen, que con un abordaje integral adecuado se puede salir del trastorno y se puede hacer una vida completamente normal.
Las familias deben tener mucha paciencia. Todas esas conductas no van a poder desaparecer si no se trabaja el vínculo, el apego, los aspectos emocionales asociados al trastorno, los aspectos traumáticos y los conflictos familiares y personales. En todo ello hay que hacer especial hincapié
Más información sobre nuestro área de trastornos de la conducta alimentaria en: https://www.bluehealthcare.es/area-mind/unidad-trastornos-conducta-alimentaria/
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