En los últimos años, numerosos científicos han realizado una serie de investigaciones que concluyen que el sistema inmunológico podría desencadenar ansiedad como respuesta a una infección.
Parece cada vez más evidente que existen vínculos interesantes entre la inmunidad y la mente. Así, por ejemplo, una molécula llamada interleucina-17a (IL-17a) parece desarrollar un papel importante en enfermedades como la psoriasis o como la depresión.
El profesor Jonathan Kipnis, neurocientífico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, encontró que la IL-17a causaba un comportamiento similar a la ansiedad en ratones; así, según Kipnis «El cerebro y el cuerpo no están tan separados como la gente se piensa«. Debido a este hallazgo, ahora se estudia si una cantidad excesiva o insuficiente de esta molécula podría estar relacionada con la ansiedad en las personas.
CÉLULAS T GAMMA-DELTA
Las células T gamma-delta, presentes en las meninges, que son las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, producen la molécula IL-17a.
Así, el equipo del profesor Kipnis, decidió estudiar el comportamiento en ratones cuyas células T gamma-delta no producían IL-17a y ratones que carecían de las células por completo. Sometieron a los roedores a pruebas estándar de memoria, comportamiento social, búsqueda de comida y ansiedad. Concluyeron que los ratones que carecían de células T gamma-delta o que no producían IL-17a tenían más probabilidades de explorar áreas abiertas. En la naturaleza, este tipo de comportamiento los pondría en mayor riesgo de ser devorados por depredadores.
EL EJE INTESTINO-CEREBRO
También debemos tener en cuenta el eje intestino-cerebro. Numerosas investigaciones han revelado vínculos entre las bacterias que viven en el intestino y el comportamiento, incluidas conductas similares a la ansiedad.
Para investigar el papel de la molécula IL-17a en el cerebro, en esta ocasión se inyectó a los ratones lipopolisacárido. Se trata de una toxina que producen las bacterias y que provoca una fuerte reacción inmunológica.
En respuesta a esta inyección, las células T gamma-delta en las meninges, que rodean el cerebro de los animales, produjeron este tipo de molécula. Asimismo, en otro experimento, cuando los investigadores trataron a los ratones con antibióticos para matar las bacterias en sus intestinos, los animales produjeron menos IL-17a.
Estas investigaciones sugieren que el sistema inmunológico ha evolucionado no solo para combatir las infecciones, sino también para ajustar el comportamiento para mantener a los animales seguros mientras están debilitados.
Fuente: https://www.noticiasensalud.com/
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