Cada vez más nos vemos expuestos a cientos de agresiones
procedentes del aire que respiramos, del agua que bebemos, la comida con la que
nos alimentamos, de los productos con los que limpiamos, con los que nos
aseamos, o con los que lavamos nuestra ropa…
Y decimos que esto sucede cada vez más porque en
prácticamente todos los productos que utilizamos, y en nuestro entorno, hay una
creciente cantidad de sustancias químicas que, sumadas, forman un cóctel
explosivo capaz de saturar nuestro sistema inmune, el hepático o el sistema de
desintoxicación.
De todas las sustancias químicas con las que nos podemos
encontrar -y que en todo caso tienen una influencia negativa para nuestra
salud-, los disruptores endocrinos merecen una especial atención. Son
compuestos que se comportan de una forma característica, ya que son imitadores
de hormonas; se trata de moléculas sintéticas que ocupan los receptores
hormonales, sobre todo de los estrógenos, imitando su acción y alterando el
equilibrio hormonal del organismo, y, por lo tanto, pueden interrumpir algunos
procesos fisiológicos controlados por hormonas o generar una respuesta de mayor
o menor intensidad de lo habitual. Otra característica importante que tienen es
que pueden actuar a dosis muy bajas, afectando a la fertilidad y vinculándose a
la obesidad, problemas metabólicos, diabetes e incluso cáncer.
Estos disruptores están presentes en sustancias de uso
habitual y doméstico, tales como pesticidas e insecticidas; cosméticos, cremas,
perfumes, desodorantes, geles y champús; en los plásticos (bolsas, juguetes o
envases de distinto uso), o en productos de limpieza. Y aunque Organización
Mundial de la Salud publicó una lista con unas 800 sustancias químicas
sospechosas de actuar como disruptores endocrinos, entre las más populares
encontramos el DDT, un insecticida actualmente prohibido; el bisfenol A, los
ftalatos, las resinas epoxi o los policarbonatos.
Conocer cuáles son estas sustancias y, en la medida de
lo posible, hacer un esfuerzo por evitarlas es una inversión en salud necesaria
para la salud.