Día de la hipertensión arterial

Día Mundial de la Hipertensión Arterial

17 DE MAYO: DIA MUNDIAL DE LA HIPERTENSION ARTERIAL

Está científicamente reconocido como el más importante factor de riesgo cardiovascular. Me refiero, en este 17 de mayo Día Mundial de la Hipertensión Arterial, a esta patología tan extendida por todo el mundo.

 

La pandemia más grave en el mundo occidental.

La hipertensión arterial (HTA) está considerada como una de las grandes pandemias del siglo XXI afectando a millones de personas en todo el planeta. En España, si entendemos por presión arterial normal 135/85 mmHg o menos, se estima que podría haber más de 6,5 millones de hipertensos. La HTA es el mayor factor causal de riesgo cardiovascular, siendo, por tanto, la primera de todas para inducir infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, ictus y un declive progresivo de la función renal hasta llegar a la insuficiencia absoluta.

Al ser una enfermedad que en sus comienzos pasa desapercibida no se conoce con exactitud el número de personas que pueden tener la presión arterial alta. En España, se estima que podría superar la cifra de 6,5 millones si consideramos que hipertensión arterial es aquella situación clínica, sintomática o no, en la que los valores tensionales superan los 135/85 mmHg, considerándose una tensión arterial ideal la que se sitúa en torno a 120/80 mmHg, independientemente de la edad, el género y la existencia de otras patologías concomitantes.

Según el estudio español CARDIOTENS II, que evaluó la evolución de la hipertensión en los últimos diez años, la HTA está presente en 7 de cada 10 enfermos cardiovasculares. En el estudio, se evaluaron a 25.137 pacientes en un análisis epidemiológico transversal y multicéntrico, de ámbito nacional. La HTA se destaca como el factor de riesgo más determinante y frecuente, tanto en pacientes con alguna enfermedad cardiovascular como entre la población general. Los datos de este estudio mostraron que el 71,3% de los pacientes atendidos en los servicios de cardiología son hipertensos, mientras que en atención primaria esta cifra alcanza el 40%.

La prevalencia de la HTA en España no difiere en gran medida de las cifras que se dan en países de nuestro entorno geográfico. La edad, la obesidad, el sedentarismo y el exceso en el consumo de sal y grasas saturadas se invocan como agentes causales, a parte de una cierta predisposición genética, como causas inductoras de HTA.

 

Formas clínicas de hipertensión.

Básicamente, y por lo que se refiere a los factores desencadenantes, los médicos contemplamos dos formas clínicas de HTA: la esencial, que es aquella en la que se desconoce su origen y que supone el 95% de todas las formas de HTA, y la secundaria que sería la respuesta orgánica a determinadas enfermedades como las derivadas de obstrucciones en una arteria renal, la coartación aórtica congénita, enfermedades endocrinas, ciertos tumores como el feocromocitoma, etc.

Las formas secundarias de HTA aparecen simultáneamente con el problema que la provoca. La forma esencial, por el contrario, suele debutar en torno a los 40-50 años, es ligeramente más frecuente en mujeres que hombres y, habitualmente, no suele dar síntomas. Dicho de otro modo: la HTA “no duele”. No obstante, desde su inicio, va produciendo un silencioso daño en las paredes de todas las arterias del cuerpo, con especial impacto en las de los sistemas coronario, cerebral, renal y retiniano. Cuando la hipertensión se manifiesta a través de un infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, arritmias, fallo renal o ictus, el proceso lleva años de evolución y aunque el control de las cifras tensionales pueda ser efectuado con eficacia y rigor, las consecuencias de ese daño crónico son mucho más difíciles de tratar.

El problema de la hipertensión radica en el impacto negativo que ejerce sobre el sistema arterial, provocando y acelerando la arterioesclerosis de la que se derivan diversas complicaciones fundamentales: Infarto de miocardio e insuficiencia cardiaca (sobre todo en varones de más de 40 años) accidente cerebro-vascular trombótico o hemorrágico (particularmente en mujeres de más de 65 años) insuficiencia renal por esclerosis de las arterias renales, insuficiencia de las arterias de los miembros inferiores y ceguera por afectación de las pequeñas arterias de la retina, sin olvidar que las complicaciones de la HTA, además de ser potencialmente mortales, son en muchos casos invalidantes. Además, es un factor que induce demencia vascular precoz y propicia la aparición de enfermedades neurodegenerativas.

 

El coste sanitario de la enfermedad

Datos recientes sobre la prevalencia de la HTA en España estima que afecta a un 28,4% de la población general, siendo la edad media del hipertenso de 67,5 años. El 57% pertenecen al sexo femenino. El 73,2% de los hipertensos presentan algún tipo de complicación a lo largo de sus vidas. El promedio/unitario del coste total puede cuantificarse en 1.312 euros/año, cifra que varía desde 633,1 euros para la morbilidad ligera, 1.297,2 euros para la moderada y 2.307,8 euros para la severa. Los costes sanitarios por medicación representan el 69,4%; por atención médica el 20%, sin contar los derivados de la invalidez parcial y total por causa de las numerosas complicaciones. Además, la morbilidad elevada se asocia con tabaquismo, colesterol elevado, diabetes y obesidad.

 

Las buenas noticias

La noticia positiva radica en dos aspectos fundamentales: Por un lado, están las medidas preventivas que pueden evitar la aparición precoz de hipertensión o retrasarla en el tiempo y, por otro lado, el excelente arsenal terapéutico que disponemos para normalizar las cifras de tensión arterial reduciendo, simultáneamente, sus conocidas y severas complicaciones orgánicas.

Nada hay más rentable en términos de coste / eficacia que la prevención. Hoy en día, la medicina de estilo de vida juega un papel esencial en la prevención de numerosas enfermedades crónicas y, sobre todo, en la hipertensión arterial. En tal sentido, evaluar la tensión arterial al menos una vez al año después de los cuarenta, especialmente si existen antecedentes familiares de hipertensión; seguir una alimentación saludable de tipo mediterráneo con muy poca sal y sin grasas saturadas, hacer ejercicio físico aeróbico de manera regular, mantenerse en el peso ideal, evitar el estrés psicológico, dormir plácidamente no menos de 7 horas pero no más de 9, buscar una buena conexión social y familiar y tener “ikigai”; un término japonés que siguen de manera estricta los longevos habitantes de la isla de Okinawa y que significa “tener una buena motivación por la que levantarse cada día” condicionan un espectro de salud general de consecuencias muy positivas para la prevención de la HTA o mejorar su pronóstico si ya se es hipertenso.

 

Medidas básicas para el paciente hipertenso.

Si a pesar de las medidas que hemos comentado previamente no se consigue evitar la HTA, el paciente hipertenso puede beneficiarse si observa los siguientes 5 puntos:

  1.  Tomar conciencia de que la HTA no es un proceso banal y cuyas consecuencias, si no se trata, pueden ser muy graves.
  2. Cambiar el tipo de dieta hacia un modelo “mediterráneo” consumiendo frutas, verduras, pescados, legumbres, y eliminando las grasas saturadas y las hidrogenadas (trans) reduciendo al máximo el consumo de sal y de cualquier alimento precocinado o enlatado, ya que la mayoría de ellos contienen altas cantidades de cloruro sódico.
  3. Hacer ejercicio físico aeróbico evitando los de tipo isométrico (de resistencia) ya que elevan poderosamente la presión arterial máxima (sistólica) como, por ejemplo, ciclismo de resistencia, musculación, halterofilia, etc. Por el contrario, deben practicarse los de tipo isotónico que son aquellos que ponen en movimiento grandes masas musculares acortándolas y alargándolas con regularidad y sin exceso de carga (marcha, tenis, golf, etc.)
  4. Buscar el peso ideal. Tanto la dieta como el ejercicio físico deben además de estar orientados hacia una reducción del índice masa corporal en caso de sobrepeso u obesidad de forma que se llegue a conseguir el peso ideal individualizado.
  5. Acudir siempre al médico. El hipertenso debe de acudir regularmente a consulta con la periodicidad que marque su médico de familia y en cada caso acudir a los especialistas correspondientes dependiendo del órgano o sistema preferentemente implicado en el transcurso del proceso.

Tratamiento farmacológico

Cuando las medidas no farmacológicas (dieta, ejercicio, reducción de peso, etc.) no logran reducir los valores de presión arterial a las cifras normales (<135/85 mmHg) hay que recurrir a terapias farmacológicas de gran eficacia y aceptable tolerancia. Existen diversas familias de antihipertensivos, aunque los más usados son: diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, antagonistas del calcio, antagonistas de la angiotensina, betabloqueadores, inhibidores de la renina, etc. Todos son eficaces y seguros, aunque algunos de ellos no están exentos de efectos secundarios (tos, hinchazón de tobillos, disfunción eréctil, hiperuricemia, cansancio, frialdad de extremidades, etc.). En la mayoría de los casos será necesario asociar dos o más antihipertensivos para conseguir un buen control tensional.

En nuestra Clínica Privada Blue Healthcare disponemos de una unidad multidisciplinar de hipertensión arterial en la que hacemos una eficaz prevención y en donde tratamos este gran problema de salud pública con el objetivo fundamental de reducir las severas complicaciones de una hipertensión arterial descontrolada.

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